Una visión del universo desde la perspectiva de un niño: Curiosmos hace que la simulación espacial sea divertida | Juegos
METROEteros que se precipitan a velocidades que diezman planetas, luminosas bolas de gas caliente, agujeros negros de los que ni siquiera la luz puede escapar: el espacio sideral puede alimentar pesadillas, pero para Céline Veltman, una creadora de juegos holandesa de 28 años que pasó su infancia observando las estrellas, es materia de sueños. Ella está traduciendo esta maravilla ante el universo en un videojuego con la más grande de las ambiciones: la creación de un sistema solar. Las rocas chocan entre sí, ocurren reacciones químicas: he aquí que un planeta –y la vida misma– nace en las profundidades del cosmos.
Las imágenes brillantes e ilustrativas de Curiosmos parecen más propias de un libro de imágenes para niños que de Terrence Malick, una expresión de los objetivos de Veltman para el proyecto y su momento de inicio. “Quiero que todo el mundo se entusiasme tanto como yo con el espacio”, dice, hablando con entusiasmo sobre las supernovas y los discos protoplanetarios.
La idea se le ocurrió a Veltman en 2018 mientras visitaba a una amiga que tenía dos niños pequeños. Los niños insistían a la desarrolladora para que les diera su iPad, y Veltman imaginó lo que le gustaría que jugaran: un juego “tonto” sobre astronomía, pensó, uno que pudiera “hacerlos reír” y al mismo tiempo impartir lecciones sobre los elementos básicos de la vida misma.
Como explica Veltman desde su estudio de artista en Utrecht, Países Bajos, con esculturas visibles en estanterías al fondo, esta extravagante aventura espacial se basa en la física y la programación sólidas como una roca de sus colegas, Guillaume Pauli y Robin de Paepe. Curiosmos es un juego de sistemas interconectados capaces de producir resultados impredecibles: los asteroides hacen estallar partes de un planeta para revelar un núcleo fundido; las nubes flotantes crean las condiciones óptimas para la vida vegetal; en poco tiempo, extrañas y desgarbadas criaturas comienzan a caminar como patos. Hay un toque de Spore de 2008 en esta versión primordial del simulador de vida, pero Veltman hace referencia específica a los juegos del famoso diseñador Keita Takahashi (en concreto, Noby Noby Boy y Wattam), ya que trabaja con “conceptos tontos y originales”.
La tarea de traducir los insondablemente complejos secretos del universo a una jugabilidad ha resultado ser todo un reto. “A veces casi me arrepiento”, dice Veltman, que confía en su propio instinto para decidir qué información crucial incluir. Los campos magnéticos están descartados, pero los anillos de escombros están de moda. Después de todo, dice con una sonrisa irónica, la gente tiene que entender que “los planetas también pueden ser frágiles, que pueden convertirse en una gran pila de polvo”.
Aunque el tema puede inspirar una pizca de pavor existencial, Curiosmos ha sido diseñado para que los jugadores se sientan cómodos en sus manos, “una gran parte del diseño”, dice Veltman. Lanzar asteroides tiene un chasquido agradable y el terreno explota con un plop satisfactorio. Veltman, un alfarero aficionado, entiende el poder del tacto. Incluso los planetas deformables de Curiosmos parecen hechos de arcilla.
Curiosmos también tiene un significado personal para Veltman. “Durante el desarrollo, me di cuenta de que me entristecía convertirme en artista en lugar de científica”, afirma. El juego es su apuesta por reconciliar esta tensión, por “significar algo en las ciencias creando arte”.
Veltman espera tener un tipo de impacto similar (si no de tamaño) al del canal educativo de YouTube. En una palabraque traduce conceptos científicos embriagadores en vídeos de “nihilismo optimista” para 22,5 millones de suscriptores. Curiosmos posee una energía similar: intenta hacer que los misterios más extraños, inquietantes y extraños del universo sean “accesibles para todos”. Tal vez, reflexiona Veltman, podría despertar la curiosidad de más de un nuevo astrónomo.