Diez personas se ahogan en río de Panamá mientras aumentan riesgos migratorios | Noticias Migración

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La agencia de policía fronteriza de Panamá no especifica las nacionalidades de quienes se ahogaron ni cómo cruzaron al país.

Diez personas se ahogaron en un río cerca de la frontera de Panamá con Colombia, dijo la policía fronteriza panameña, mientras la temporada de lluvias aumenta los riesgos que enfrentan los migrantes y solicitantes de asilo a lo largo de una popular ruta migratoria.

Los cuerpos fueron encontrados en afluentes del río cerca de la remota comunidad de Carreto, dijo el miércoles el Servicio Nacional de Fronteras, conocido como SENAFRONT.

El pueblo se encuentra a orillas del mar Caribe y forma parte del territorio indígena autónomo Guna Yala.

SENAFRONT no precisó las nacionalidades de las personas que se ahogaron ni si habían cruzado a Panamá por la selva del Tapón del Darién o en embarcación.

“El crimen organizado transnacional a través de colaboradores locales en estas comunidades costeras del Caribe insiste en utilizar cruces no autorizados, poniendo en grave riesgo la vida de estas personas”, agregó la agencia en un comunicado.

El Tapón del Darién, que conecta América del Sur y América Central, es una ruta peligrosa plagada de peligros naturales, incluidos insectos, serpientes y terrenos impredecibles.

Su paisaje varía desde escarpadas montañas hasta densas selvas y caudalosos ríos, y los riesgos aumentan durante la temporada de lluvias debido al aumento del nivel de los ríos.

En la zona también operan grupos criminales y los robos, las extorsiones y otras formas de violencia son habituales.

A pesar de estos peligros, se ha convertido en una ruta popular para migrantes y solicitantes de asilo que huyen de la violencia, las crisis socioeconómicas y otras dificultades en sus países de origen. Muchos esperan viajar al norte para llegar a Estados Unidos.

Más de 520.000 migrantes y solicitantes de asilo cruzaron el Tapón del Darién el año pasado, más del doble del total de 2022, según cifras del gobierno de Panamá.

De quienes cruzaron en 2023, más del 60 por ciento procedían de Venezuela, que ha experimentado un éxodo masivo tras años de agitación socioeconómica y política. Otros procedían de países de América del Sur, el Caribe, Asia y África.

En abril, Human Rights Watch dijo que Colombia y Panamá no habían protegido personas que transitan por el Tapón del Darién o se han investigado adecuadamente los abusos que allí han tenido lugar, incluida la violencia sexual.

“Las autoridades colombianas y panameñas pueden y deben hacer más para garantizar los derechos de los migrantes y solicitantes de asilo que cruzan sus países, así como de las comunidades locales que han experimentado años de abandono”, dijo entonces Juanita Goebertus, directora para las Américas del grupo.

El presidente panameño, José Raúl Mulino, dijo este mes que los migrantes que ingresan al país a través del Tapón del Darién sólo serán enviados de regreso a sus países si están de acuerdo.

Mulino, quien asumió el cargo el 1 de julio, había prometido detener el creciente flujo de migrantes que ingresaban a Panamá desde Colombia y llegó a un acuerdo para que el gobierno de Estados Unidos pagara los vuelos de repatriación.

“Este es un problema de Estados Unidos que estamos manejando. La gente no quiere vivir aquí en Panamá. Quieren irse a Estados Unidos”, dijo en su primera conferencia de prensa semanal el 18 de julio.

Si los migrantes no quieren regresar a sus países, “se irán (a Estados Unidos). No los puedo arrestar. No podemos repatriarlos por la fuerza”, afirmó el presidente.

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