Sobre penas e influencias | Marca

0 0

Hemos aprendido algo (nos pasamos la vida aprendiendo cosas que ya deberíamos saber) a cuenta del penalti que lanzó al poste Bellingham en Mestalla, ése en el que Dimitrievski tenía los dos pies por delante de la línea en el momento de pegarla el inglés.

¿Debió volver a tirarse dada tal posición del meta macedonio (maravilloso gentilicio por otra parte)? ¿En absoluto? Pues resulta que ni sí ni nosino que más bien todo lo contrario.

Porque, dice la normativa, “si el balón no entrara en la portería o rebotara en el larguero o los postes”, como fue el caso, “únicamente se repetirá el tiro penal si la infracción del guardameta influye claramente en el lanzador”.

Ya la hemos liado.

Se trata de la número 14 entre las sacrosantas reglas del fútbol, cuya versión original ha pasado en todo caso con los años, muchos años, por el barniz de las circulares, demasiadas circulares. Y con tanto vaivén, la redacción actual deja bastante que desear (que tire la primera piedra, en todo caso, el que esté libre de pecado).

Podría haberse aclarado negro sobre blanco que si el portero se adelanta siempre se repetirá el penalti fallado (porque achica el ángulo para el lanzador, que en el afán por ajustar correrá más riesgo), o que si el balón va al palo nunca hará falta repetirlo (porque no hay intervención directa del tipo de las manoplas en la resolución), y en ambos casos hasta el menos afilado del estuche tendría relativamente clara la sentencia, pero por supuesto se ha optado por una tercera vía, ésa que deja a interpretación del árbitro la influencia de la acción.

Como si no supiéramos a estas alturas de la película que cuanto menos interprete el del silbato mejor le irá al fútbolporque el sentido común es, en lo que a este deporte respecta, el menos común de los sentidos.

PD: Que la última frase del párrafo anterior es una verdad como un templo queda demostrado una vez más a partir de la presencia actual de uno de los protagonistas de esta columna en Arabia, junto a sus compañeros y otros tres equipos (dos de ellos en el papel de pagafantas que ofrece esta Federación que tanto recuerda a otras Federaciones). Ya está aquí otra vez la Supercopa del fútbol moderno, ésa que se cisca en el aficionado de toda la vida.

PD (II): Abundando en la RFEF, uno de sus flamantes vicepresidentes, coherente con la ideología (o falta de ella) que ha defendido toda su vida, estuvo entre los que se posicionó contra la famosa estampita de Lalachus, así que, aunque en principio no fuera éste el espacio adecuado para posicionarse respecto al asunto, sirva la bravata de don Javier como excusa y las presentes líneas como humilde muestra de solidaridad y cariño hacia la cómica.

Este contenido es exclusivo para los usuarios registrados


Fuente

Deja un comentario

This website uses cookies to improve your experience. We'll assume you're ok with this, but you can opt-out if you wish. AcceptRead More