Real Madrid: Siete sin tensión son demasiados

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Minuto 39. El partido va empatado (1-1) cuando a la altura del círculo central Tchouaméni, caminando parsimonioso con el balón y atribulado por los silbidos de su afición, telegrafía un pase blando para Vinicius, que se encuentra entre dos rivales, Fofana y Pulisic. El envío es tan defectuoso que Fofana solo tiene que dar una leve zancada para interceptarlo y montar la contra. Zancada que Vinícius no se molesta en dar. Primer estático. Fofana combina con Pulisic, este hace una pared con Morata ante la pasividad de Modricque apenas se acerca a intentar la recuperación. Segunda estática. Cuando Pulisic encara a Tchouaménieste aún se encuentra haciendo aspavientos de reproche a Vinicius porque no se ha movido. Tercer estático.mendi también tarda lo suyo en activarse tras la pérdida de su equipo y al final corre por detrás de Pulisic con tan poca intensidad como convicción. Cuarto estático. Pulisic centra sin ninguna dificultad desde la derecha a la zona del punto de penalti, donde se encuentra Leao. El delantero recibe de espaldas a la portería, alejado a un metro del punto fatídico. Pero está rodeado. Tiene por delante a Militao y por detrás a Tchoauameni. ¿Problemas? Ninguno. Se gira, apunta y dispara a Lunin pese a la tímida ¿oposición? de Militar. Quinto estático. Cuando su compañero golpea el balón, Morata empieza a correr desde fuera del área, en el semicírculo, ante un posible rechace. Sin contar al portero, en ese exacto momento hay cinco futbolistas del Madrid dentro del área por dos del Milan: Militao, Tchouaméni, Mendy, Rudiger y Valverde. Lunin despeja como puede el disparo seco y abajo. Morata corre al rechace. No es que llegue antes que los defensores. Es que ni Rudiger ni Valverde dan un solo paso. ¡No se mueven! Y no será por cansancio. Minuto 39, recuerden. Inaudito. Sexto y séptimo estático. Con Lunin en el suelo, implorando una ayuda de algún compañero que no llegará, y toda el área pequeña despejada de defensas, Morata anota el 1-2 a placer. Demasiado fácil todo.

Semejante recital de indolencia colectiva, de pasotismo, podría encontrar una disculpa si se tratase del último tanto en una goleada cuando apenas quedan algunos minutos y el marcador ya está sentenciado. No es el caso. Con 60 minutos aún por jugarse y 1-1 en el marcador, la  actitud retrata la respuesta de siete jugadores del Real Madrid en su estadio después de que en el anterior partido fueran goleados de manera sonrojante por el eterno rivalun 0-4 que merecía como poco otra disposición.

Podemos seguir culpando de todo a Ancelotti. O podemos abrir los ojos.


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