'Lo hice. Maté a Abby y Libby'
Según los informes, Richard Allen, sospechoso de asesinato en Delphi, confesó los brutales asesinatos de las adolescentes Abigail Williams y Liberty German en 2017 durante una serie de llamadas telefónicas en prisión con su esposa, pero la defensa argumentó que podría estar perdiendo la cabeza tras las rejas.
“Lo hice. Maté a Abby y Libby”, dijo Allen, de 52 años, en una llamada telefónica reproducida en el tribunal el jueves. ABC Noticias informó.
Cuando su esposa, Kathy, dijo que no podría haberlo hecho, Allen respondió: “Sí, lo hice”.
“¿Por qué dices eso? Sé que no lo hiciste. Algo anda mal”, supuestamente respondió Kathy.
La conversación fue solo una de una serie de confesiones que Allen pareció hacerle a su esposa durante llamadas telefónicas desde prisión, varias de las cuales fueron presentadas ante el tribunal.
En cada llamada, Allen insistió en que es culpable, mientras que su esposa se mantuvo firme en que no lo es.
“Creo que tal vez he perdido la cabeza”, dijo Allen en otra llamada, y agregó: “Necesito que sepas que hice esto”.
“No, no lo has hecho. No se encuentra bien”, insistió su esposa.
En otra llamada, Allen preguntó si su esposa lo apoyaría si fuera ejecutado por los crímenes.
“Si me dan la silla eléctrica o la pena de muerte, ¿estarás ahí para ayudarme? Maté a Abby y Libby”, dijo.
“Lo hice, Kathy. Lo hice. ¿Todavía me amas? Allen dijo en otra llamada.
“Sí. Pero no lo hiciste”, respondió ella.
Las víctimas tenían solo 13 y 14 años cuando un hombre les apuntó con un arma mientras caminaban por el caballete de un tren en el bosque cerca de sus casas en Indiana.
Una de las niñas sacó su teléfono y filmó el acercamiento del hombre en imágenes ahora infames, donde se escuchó al presunto atacante ordenándoles que fueran “cuesta abajo”.
Durante la primera semana del juicio, a los miembros del jurado se les mostraron fotografías gráficas que mostraban cómo las gargantas de las niñas habían sido brutalmente cortadas durante los violentos asesinatos.
A pesar de sus confesiones, que también hizo a los guardias de la prisión y a un psicólogo, el tribunal ha escuchado argumentos de que Allen podría estar perdiendo la cabeza después de 13 meses de aislamiento y que sus afirmaciones eran falsas.
Una psicóloga testificó que, en su opinión, Allen sufría de “psicosis situacional” debido a su encarcelamiento y que oscilaba entre la lucidez y los episodios psicóticos, informó ABC.
Su comportamiento durante su encierro ha sido notablemente alarmante.
A Allen se le ha impedido golpearse la cabeza contra las paredes de la celda, bañarse en su inodoro, negarse a comer y luego consumir papel y cubrirse la cara y las paredes de la celda con heces, testificaron los guardias de la prisión.
“No sé lo que estoy haciendo. No sé si he perdido la cabeza”, le dijo a su esposa en una llamada.
“Siento que ya estoy en el infierno. No entiendo qué está pasando”, añadió.