Maniquíes sin rostro exhiben ropa en Afganistán

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En la capital de Afganistán, los escaparates exhiben deslumbrantes vestidos de gala y trajes de boda de tres piezas, con el rostro de cada maniquí cubierto.

La policía moral ha pedido a las tiendas que oculten las caras de los maniquíes y las fotografías de las modelos, según un vendedor de ropa en Kabul.

“Esto hace que la presentación sea un poco fea”, dice el joven de 22 años, pero “no afecta a las ventas”.

Cuando los talibanes regresaron al poder en agosto de 2021, impusieron su interpretación austera de la ley islámica, incluido un edicto que prohibía representar rostros humanos.

“El ambiente debe ser islámico”, afirmó el vendedor en Kabul, que pidió no ser identificado por temor a represalias.

Los vestidos de noche de mujer vienen en colores brillantes, algunos estilos dejan los hombros al descubierto o tienen escotes pronunciados, casi todos brillando con lentejuelas.

Los vestidos se compran para ser usados ​​solo en privado, en bodas segregadas por género o fiestas de compromiso.

Las cabezas de los maniquíes que lucen cada vestido están envueltas en plástico, papel de aluminio o bolsas negras.

“Más adelante podrán ordenar que los brazos también estén cubiertos de plástico”, anticipó el vendedor.

Otras tiendas exhiben vestidos de novia tradicionales afganos con faldas amplias y bordados intrincados.

El gobierno talibán ha ordenado a las mujeres que se cubran completamente en público.

Se vio a mujeres haciendo recados en el distrito comercial de Kabul vistiendo túnicas abaya y cubriéndose el rostro con una mascarilla médica.

– 'Nos las arreglamos' –

Después de que en enero de 2022 se introdujera la prohibición de representar rostros humanos, la policía religiosa de Herat decapitó a maniquíes cortándoles y rompiéndoles las cabezas.

La norma ahora es aplicada en todo el país por equipos del Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio. Vestidos con largas chaquetas blancas, visitan las tiendas de Kabul varias veces por semana.

En un centro comercial de varios pisos de Kabul, las cabezas de los maniquíes ahora están en su mayoría cubiertas por bolsas de plástico o envueltas en papel de aluminio.

“En algunas zonas, el 'Vicio y la Virtud' visitan determinados días, por lo que (los comerciantes) cubren y luego descubren las caras de los maniquíes”, explicó Popalzai, un comerciante que utiliza un seudónimo.

“Pero aquí vienen entre tres y seis personas dos o tres veces por semana. Controlan a distancia, son mucho más suaves que antes”, añade este comerciante, que vivió el primer gobierno talibán entre 1996 y 2001.

A la entrada de su tienda, maniquíes masculinos con ropa occidental, como vaqueros o trajes de tres piezas (desaconsejados por las autoridades talibanes), están todos encapuchados y uno de ellos lleva gafas de sol.

Los clientes y vendedores no parecían inmutarse ante las inquietantes figuras sin cabeza.

“Hay problemas más graves”, dijo otro comerciante, refiriéndose al difícil clima económico y las restricciones a la educación y al trabajo de las mujeres.

“Esto no es muy importante para el pueblo afgano”, dijo.

“Nos conformamos con ello.”

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