La jefa del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, dimite tras impactantes fracasos que llevaron al intento de asesinato de Trump
La jefa del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, ha anunciado que renunciará a su cargo menos de dos semanas después del calamitoso fracaso de la agencia en el mitin de campaña de Donald Trump del 13 de julio, que provocó que éste fuera herido por la bala de un asesino.
Cheatle, una veterana de 28 años en la agencia, enfrentó una creciente presión para que renunciara en los últimos días, pero insistió todo el tiempo en que permanecería en el trabajo. Anunció su renuncia en una carta dirigida al personal de la agencia el martes por la mañana.
“Siempre he puesto y pondré las necesidades de esta agencia en primer lugar. A la luz de los acontecimientos recientes, con gran pesar he tomado la difícil decisión de renunciar a mi cargo de director”, escribió Cheatle en la carta, a la que tuvo acceso The Post.
Ella dijo que no quería que los crecientes pedidos de su renuncia fueran “una distracción del gran trabajo que todos y cada uno de ustedes hacen por nuestra misión vital”.
Después del tiroteo en el mitin —que dejó al expresidente con un corte en la oreja, dos partidarios gravemente heridos y un bombero voluntario muerto— Cheatle cometió una serie de errores que no sirvieron para tranquilizar a los legisladores o al público estadounidense de que estaba en condiciones de seguir en el cargo.
Entre sus desconcertantes comentarios estuvo una admisión a ABC News de que la razón por la que los agentes del Servicio Secreto no estaban apostados en el techo desde el que Thomas Matthew Crooks disparó contra la multitud que participaba en la manifestación era porque estaba demasiado “inclinado”, lo que creaba un “factor de seguridad” inaceptable para los agentes.
El fracaso de la agencia en asegurar adecuadamente el techo le dio al joven de 20 años una línea de visión sin obstáculos hacia el abanderado del Partido Republicano, lo que condujo al primer intento de asesinato contra un presidente en ejercicio o ex presidente de Estados Unidos desde 1981.
En una reunión del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes ayer, Cheatle admitió que la respuesta de la agencia a la manifestación fue un “fracaso”, pero aún así le dio a sus agentes una calificación de “A” por el trabajo que hicieron ese día.
Minutos antes de que se conociera la noticia, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson (republicano por California), había dicho que no apoyaría el impeachment de Cheatle, aunque la representante Nancy Mace (republicana por Carolina del Sur) había presionado a favor de ello un día antes.
“Como sabemos, el impeachment está reservado para los casos de traición, soborno, delitos graves y faltas menores”, afirmó. “La mala administración y la incompetencia absoluta, lamentablemente, no son delitos que ameriten un impeachment, pero hay otras formas de lograr el fin deseado”.
Cuando se le notificó su renuncia a mitad de la sesión informativa, bromeó diciendo que Cheatle “debe haber estado viendo nuestra conferencia de prensa”, y la calificó como “lo correcto”.
“Mire, nuestra reacción inmediata a su renuncia es que ya era hora. Debería haberlo hecho hace al menos una semana”, dijo.
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