Lejos de la atención mundial, Sudán se muere de hambre | Hambre

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El riesgo de una hambruna devastadora está aumentando exponencialmente en Sudán. Según un informe reciente del Observatorio del Hambre de las Naciones Unidas, un “grave y rápido deterioro de la situación de la seguridad alimentaria” en los últimos seis meses ha llevado a la nación del noreste de África, devastada por la guerra, al borde de una catástrofe inimaginable.

Más de ocho millones de personas en 14 de los 18 estados de Sudán se enfrentan actualmente a una escasez de alimentos que podría provocar desnutrición aguda y muerte. Unas 750.000 de ellas corren el riesgo de morir de hambre de forma inmediata. Según un análisis de Save the Children, unos “16,4 millones de niños, o tres de cada cuatro en el país, se enfrentan ahora a niveles de hambre de ‘crisis’, ‘emergencia’ o ‘catástrofe’, frente a los 8,3 millones del pasado mes de diciembre”.

Sin embargo, a pesar de la amenaza inminente de una catástrofe humanitaria sin precedentes, la comunidad internacional, y en especial el mundo occidental, muestra poco interés en Sudán y su prolongado conflicto. ¿Dónde están los titulares? ¿Dónde están las protestas? ¿Dónde están las campañas, las intervenciones y las exigencias de rendición de cuentas?

El conflicto que se ha prolongado durante años en Sudán ha provocado el desplazamiento interno de casi 10 millones de personas, ha matado a decenas de miles y ha dejado a millones de personas hambrientas, traumatizadas y con pocas esperanzas de futuro. En Sudán, cada día es una tragedia, pero el mundo no parece prestarle atención.

Aunque sin duda es perjudicial y frustrante, el aparente desinterés de la comunidad internacional liderada por Occidente en la crisis de Sudán no es sorprendente. Una y otra vez hemos visto a Occidente y a sus líderes “preocuparse” brevemente por una crisis en África o en Oriente Medio para luego olvidarse por completo de ella sólo cuando surge otra crisis o acontecimiento –percibido como más importante, relevante para los intereses nacionales o simplemente interesante– en otro lugar y capta la atención de los medios de comunicación, los políticos y las masas.

De hecho, Sudán no es la única crisis olvidada de nuestros días.

Siria, por ejemplo, todavía atraviesa una crisis terrible, con millones de personas desplazadas sin esperanza de regresar a sus hogares, viviendo en condiciones terriblemente difíciles en Siria y en el extranjero, pero el mundo ha dejado atrás la guerra siria y ya no presta mucha atención a las tragedias que todavía afectan al pueblo sirio hoy en día.

También el pueblo de la República Democrática del Congo (RDC) sigue siendo asesinado, mutilado y desplazado en medio de los constantes combates entre rebeldes y militares, pero su sufrimiento parece no ser más que una nota a pie de página en la agenda occidental.

Las atrocidades que se están cometiendo en Gaza han recibido una atención considerable de la comunidad internacional desde el comienzo de la última ronda de conflictos por diversas razones, pero ahora que Estados Unidos, Francia y el Reino Unido están centrando su atención en sus propias elecciones y política interna, la guerra y la crisis humanitaria en Gaza también están quedando gradualmente relegadas a un segundo plano.

Las crisis en el Sur Global siempre han enfrentado una batalla cuesta arriba para conseguir la atención mundial. Sin embargo, cuando la comunidad internacional mira hacia otro lado, ignora u “olvida” una crisis o conflicto en Sudán, Siria, Congo o en otros lugares, esa crisis no desaparece, sino que empeora. De hecho, la falta de escrutinio internacional significa que se permite que las necesidades humanitarias y los abusos de los derechos humanos aumenten con impunidad.

No es demasiado tarde para corregir el rumbo. La comunidad internacional todavía puede hacer lo correcto y ampliar su capacidad de atención más allá de un solo conflicto, debate o cuestión por vez, y reconocer que los numerosos conflictos y crisis humanitarias prolongados del mundo no han desaparecido porque hayamos dejado de prestarles atención.

Sudán, en particular, necesita urgentemente atención y acción a nivel mundial.

A principios de marzo, el Programa Mundial de Alimentos emitió su alarmante advertencia de que la guerra en Sudán amenazaba con desencadenar “la mayor crisis de hambre del mundo”. Cuatro meses después, la situación ha empeorado considerablemente y esa “mayor crisis de hambre” está a punto de llegar.

Nosotros y nuestros socios que trabajan en Sudán estamos viendo cómo las familias se quedan sin otra opción que comer tierra y hojas para intentar luchar contra la hambruna inminente. Los padres viajan por todo el país en busca de trabajo para mantener a sus hijos. Nadie sabe con certeza de dónde saldrá su próxima comida, si es que llega.

Sudán pronto entrará en su temporada principal de siembra de cultivos, pero como la mayor parte de la población está desplazada y quienes se quedaron atrás están demasiado hambrientos para trabajar, las probabilidades de una cosecha exitosa son desgarradoramente bajas.

El mundo debe reconocer lo que está sucediendo en Sudán y tomar medidas urgentes para evitar una mayor devastación de un pueblo que ya ha sufrido durante demasiado tiempo.

Si no actuamos ahora, las consecuencias –“la mayor crisis de hambre de nuestro tiempo”– recaerán sobre nuestra conciencia. No podemos decir que no lo sabíamos, sólo que no nos importaba.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente la postura editorial de Al Jazeera.

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